Testimonio vocacional


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“Hasta que Cristo,se forme en mí”Gal. 4;19.

Hola soy Rocío,  postulante de las “Hijas de San Pablo” o Hnas. Paulinas. Pero la verdad en mi vida jamás imagine ser Paulina; desde pequeña soñaba con ser deportista, viajar por el mundo, competir a nivel mundial, etc. Por lo que fui preparándome a lo largo de mi vida.

Cuando tenía 18 años, comencé a conocer a un tal “Jesús” y Él fue enamorando mi corazón, de tal manera que llegué a un punto que dejaba de entrenar por ir a encuentros, comenzaba a asistir a misa diariamente y las visitas al Santísimo comenzaban a ser fundamentales para mí. Todo por lo que antes luchaba, comenzaba a no ser suficiente, los trofeos y los aplausos no llenaban mi corazón, los viajes y competencias ya no bastaban, siempre faltaba algo en mí. También estudiaba, llevaba un noviazgo de casi cuatro años, tenía un trabajo estable, casa propia… pero nada, nada de eso llenaba más mi corazón que una hora de Visita al Santísimo Sacramento.

Luego de hacer acompañamiento con una Hna.  de mi ciudad y al no identificarme con su carisma, me sentí muy decepcionada, muy triste. Pero esta hermana me alentó a conocer otras congregaciones, dejando que sea Dios quien guié. Así fue que llegué a la casa de las Hnas.  Paulinas.

El día que entre en la comunidad, al ver al sagrario, tuve un sensación muy extraña y bonita a la vez,  en ese momento supe que algo había cambiado, mi corazón realmente explotaba de amor, y yo intentaba conservar la calma. Cuando la hermana me  presento  la congregación y me dijo que eran “misioneras” presentes en más de 50 países, sentí en mí como el Sueño de Dios se fue mezclando con el mío. Y con ese primer impulso, más luchas, miedos, alguna que otra lágrima y un corazón en paz, hoy llegué a Brasil donde estoy viviendo la  etapa del Postulantado, con mucha alegría  y con un corazón repleto. Doy gracias a Dios por poner su mirada en mí, por llamarme a formar parte de la Familia Paulina.

 

 

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